jueves, 22 de julio de 2010

Buenos Aires Herald


"Titeres para Jóvenes y Adultos: El Avaro, Cuánto Valés?"

Revista Siamesa
El avaro ¿cuánto valé$? de Walter Velázquez y Damasita González Riesco

Por Nico Pose


No es joda esto de las marionetas. Si ustedes vieran cómo se mueven ellos y las marionetas… Es un trabajo físico, reclama mucho, no es que esos muñequitos se mueven por arte de magia. Ellos son tan sólo dos, y a veces, parecen hasta tres. Damasita y Facundo hacen un trabajo duro, pero por eso así es como sale. Vale la pena ir a ver a esta obra, que por más que se trate de un clásico, está muy lejos de la versión original de Moliére. En principio, la obra está desprovista de la solemnidad que podría haber tenido por tratarse de uno de los tres clásicos del teatro francés. Aggiornada a nuestros tiempos, y realizada a la argentina, con menos personajes que la principal, pero manteniendo a los más importantes, y prescindiendo de todos esos siervos, e innumerables lacayos, y de gente que ya no existe en el contexto social de la sociedad actual, la obra se da el lujo de sacar a un titiritero a escena para romper toda la ilusión y comenzar a explicar cuestiones políticas del contexto latinoamericano. Lapsus de descanso, donde Damasita acusa al avaro y lo compara con los poderosos de hoy, con todos aquellos fríos especuladores que se olvidan de la miseria que ronda por la calle, que nunca se preguntan qué es el amor cuando miran a esos cuerpos durmientes y hambrientos en cualquier barrio de Buenos Aires; pero ahí está Harpagón, el avaro, que ayudado por Frosina, la celestina de turno, se aprovecha de la situación de Mariana, cuya madre enferma y desprovista de fortuna, procede al arreglo con la casamentera. El avaro pone condiciones, aun sabiendo la mala situación financiera de la familia de Mariana, ya que además de ella, también pretende que le entreguen una dote-y sí, es terriblemente avaro. Sin embargo, todo terminará bien cuando Cleanto- el hijo del avaro, que realmente ama a Mariana-, le tienda una treta al viejo al sustraerle su arcón y darle a elegir entre Mariana y su dinero. Es fácil de predecir la elección del viejo. Aunque pensándolo bien, si contempláramos en la actualidad, y hojeáramos las revistas de chimentos, nos daríamos cuenta que un final realista sería que el viejo adinerado se casara con Mariana, así luego ella estaría feliz, junto a sus secretos amantes, o de compras en el Alto Palermo o Paseo Alcorta cuando tuviera ganas mientras el viejo duerme plácidamente la siesta pensando en su fortuna.

Una gran virtud de la obra es que puede ser vista tanto por los chicos como los grandes. De más está decir que es ideal para la familia, no sólo porque está ambientada con un estilo suelto gracias a la música moderna-que cumple un papel realmente importante para descontracturar la edad de la pieza- ,y la adaptación, sino también por su espontánea comicidad: por los diálogos y además por el movimiento gracioso de los títeres, ya que a veces los muñecos se mueven solamente para los niños con esos movimientos frenéticos y temblorosos, como si tuvieran el movimiento torpe , danzarín, y alocado, de los cómicos de las viejas películas mudas en blanco y negro.

Vayan a verla, no hay tantas oportunidades de digerir un clásico de Moliére con un bálsamo ameno como el que le proveen los muñecos y las ganas de sus titiriteros.
http://www.revistasiamesa.com.ar/2010/03/el-avaro-cuanto-vale-de-walter.html